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Desde niña siempre he tenido gran interés por los azulejos y en especial por los hidráulicos. Cuando  iba de visita a casas antiguas ya percibía que los suelos me dejaban ensimismada con esos dibujos geométricos o los mosaicos llenos siempre de color que por sí solos decoraban las estancias. Hace unos años se volvieron a poner de moda, ya bien renovando los diseños o simplemente copiando los antiguos. Es una pena que sea tan complicado cambiar los suelos, de no ser así, los cambiaría cada temporada…

En mis primeras excursiones por los rastros de derribos encontraba innumerables baldosas, la mayor parte de las veces, desparejados, y ahí tuve la idea de colocarlos como salvamanteles, en las siguientes mesas los integré de posavasos y acabé utilizándolos de plato de pan o incluso para los aperitivos. También los coloqué como soporte para las flores del centro de mesa y le daba un toque diferente. Esto les gustó mucho a mis invitados. Encuentro los azulejos muy versátiles y seguro que les buscaré otras posibilidades como la de formar composiciones y colgarlas en la pared.

Su preparación es bien sencilla, huelga decir que un profundo lavado no está demás. Hay que colocar pequeños protectores de plástico para muebles en el lado inferior y así proteger de rayaduras y que no patinen. En caso de los hidráulicos con un barniz alimentario o resina epoxi evitaréis que los aceites se puedan filtran por los poros.

Son ideas realmente baratas que os pueden dar mucho juego a la hora de montar una mesa, por ejemplo, o en alguna de sus nuevas utilidades que les podamos encontrar.

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