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Creatividad y resolución, son las cualidades que marcan la diferencia en el mundo de la decoración y Laura Fitera posee ambas. Su vocación por el diseño, la moda, el arte, la restauración, etc. siempre ha estado presente en su vida.

 

Una gallega y valenciana de adopción licenciada en Socio-antropología ha dedicado parte de su vida a traer niños al mundo acabando su carrera laboral como Directora de la Unidad Docente de Matronas de la Comunidad Valenciana. Ahora que el tiempo es suyo se está dedicando por entero a explotar su creatividad.

Las casas de su vida me las describe con un brillo en sus ojos; la de sus padres en Pontevedra con un jardín muy grande en pleno centro de la ciudad, del pazo de sus abuelos donde veían el inmenso rosetón de la iglesia contigua y pasaban largas temporadas, un palacete en la calle Caballeros cuando llegó a Valencia con 16 años, y al casarse, por motivos laborales se instalaron en un piso más funcional, pero estupendo también.

Cuando Laura Fitera entró por primera vez en su nueva casa ya supo que iba a ser su hogar: “la encontré muy acogedora a pesar de haber sido una antigua clínica oftalmológica”. No necesitó ver más casas. Con una imaginación tan desbordante como la suya, que puede vislumbrar con antelación los resultados, desde el primer momento fue capaz de saber la distribución y los cambios que iba a realizar: “y está tal como la imaginé”.

La ubicación de la casa tenía varias premisas como que en la calle hubiesen palmeras para disfrutarlas a través de un gran ventanal y estar sobre todo cerca de la familia, entre otras. Esta cumplía todos sus deseos. Buscó una distribución donde cada uno de los integrantes tuviesen su espacio privado y en aquel momento el núcleo familiar era numeroso, por esa razón hay tantas salas. Acometió un gran proyecto de renovación que duró un año, donde reubicó cocina, salones, baños, dormitorios, renovó suelos, creó nuevas interrelaciones para las salas, pero siempre buscando la naturalidad entre sus decisiones y la historia del edificio.

Cuando me abrió la puerta, detrás de una gran sonrisa vi uno de los techos más llamativos que haya visto nunca en una casa particular, lo que no podía imaginar es que fuera un diseño suyo. Me contó que no quería bajar este por culpa de los conductos del aire acondicionado, así que ideó de modo inteligente bajar el perímetro y dejar el centro en alza, para mí una genialidad. También diseñó el rosetón central. Realmente está tan bien integrado que parece estar ahí desde siempre.

Enfrente me encuentro lo que podría ser una veranda. Para lo que fue la antigua sala de espera de la consulta Laura Fitera esbozó un vestidor muy singular, mi sensación fue como la de entrar en su maravillosa casa de muñecas hecha por ella que hay en la propia habitación, me dejó sin palabras. Sigue decorada con motivos navideño porque Laura se resiste a perder la Navidad 2020 al no poder reunirse con la familia a causa del Covid.

Al entrar en el salón una mescolanza de estilos conviven en perfecta armonía. Es maximalista, ostentoso, pero con un gusto exquisito. Dos grandes Perros de Fo camboyanos presiden la sala, les creó unas bases con iluminación para realzar aún más sus figuras. La colección de arte que cuelga de sus paredes es básicamente pintura contemporánea. En el salón se observan sus dotes de anfitriona originando varios rincones de tertulia en la misma sala.

Los techos eran blancos, la casualidad hizo que viera los originales en la reforma de una vecina. Rosa Pompadour, oro y crema, tenían tanta personalidad que quiso devolver al techo el esplendor
de su pasado.

Una gran mesa de ébano macizo diseñada por ella es la pieza central de un comedor donde las librerías llegan hasta el cielo y culminan en un techo con efecto artesonado de madera y motivos florales.

El dormitorio es muy acogedor donde el púrpura invade la estancia. Una cómoda rococo flanquea la cama y en un cabecero liso apoya un terciopelo pintado por Helene Ferruzzi que hace juego con los cojines. En el techo sigue utilizando el oro para los detalles y las molduras de las paredes están elegidas expresamente por ella como en el resto de la casa. Todo parece salido de una maisonette francaise como pretendía. Con el armario de los complementos sigo en shock. “No comment”.

Para el gran baño vestidor a estas alturas me esperaba algo con mucho encanto y no defraudó, ver esa bóveda iluminando el mosaico de pan de oro sobre un suelo de mármol verde me convenció más si cabe de lo gran diseñadora que es. ¡Espectacular!

Para Laura Fitera es muy importante que cada elemento tenga una historia que contar, esto da sentido a sus decoraciones.

El diván sobre una alfombra persa y dos reposapiés cubistas. Un lugar ideal para la lectura.

La cocina es totalmente funcional. Un techo precioso engrandece la estancia visualmente y con el suelo damero y los muebles de cocina retro consigue atenuar la línea tan barroca del techo.

Una de sus cualidades que no es muy conocida es diseñar muebles. “Al no encontrar los objetos que necesito para mis composiciones decido diseñarlos yo misma” y como se ve realiza muebles geniales llenos de carácter y personalidad.

Gran parte del mobiliario del salón lo diseñó ella como el espejo con su colección de jades, la licorera de patas muy altas con una talla de jade neolítica china incrustada y la mesa está forrada de pergamino con madera de palmera que soporta un pequeño baldaquino del siglo XVIII.

Esta consola la diseñó para que la venera dorada del siglo XVI, comprada en un anticuario de Zaragoza, diera la sensación de estar levitando.

El mueble cubertero es de estilo Art Decó hecho con piel de tiburón, madera de palmera y sicomoro. Una genialidad más.

Aprovechando la simetría de la estructura proyecta dos muebles forrados con piel de serpiente y en las paredes coloca dos cornucopias sobre espejos enmarcados para darles profundidad y aumentar su tamaño.

Sus últimos trabajos los está realizando sobre espejos, en los cuales, integra conchas marinas para realzar los contornos. Durante su explicación pude observar el entusiasmo que transmite cuando habla de sus diseños.

Animada por sus amistades, ya son varios los trabajos realizados en el mundo de la decoración, bien como reformas completas o en asesoramientos, también se encargó de la espectacular boda de su hija cambiando incluso toda la decoración del restaurante. Y es que es una mujer incansable capaz de tener varios frentes abiertos y llevarlos a su fin de modo exitoso.

Como dicen, de la primera impresión solo hay una y Laura Fitera me fascinó. Culta, elegante, entusiasta, gran comunicadora, y tremendamente familiar. Capaz de hacerte sentir como una amiga de siempre que te ofrece cariño y complicidad sin conocerte de antemano y sobre todo muy generosa con su tiempo.

La decoración de una casa es el fiel reflejo de la propietaria y en este caso Laura Fitera es exuberante y llena de buen gusto. Un alma compleja amante de lo bello.

Gracias Laura.

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