
Círculo de piedra, Stonehenge. Fotografía: María José Martín.
Este mes de agosto he retomado la recomendable costumbre de viajar con amigos. Disfrutar cuatro o cinco días de algún destino relativamente cercano, pero que nos permita conocer nuevos entornos, ciudades, culturas, paisajes, costumbre o gastronomías.
En esta ocasión el destino elegido ha sido el Reino Unido, y más concretamente la zona sureste de la isla, moviéndonos entre Inglaterra y Gales. Nuestro centro de operaciones ha sido Bristol, donde nos alojamos en unos coquetos y bien ubicados apartamentos. Desde esta ciudad, nos hemos ido moviendo por los destinos que habíamos planificado, en trayectos de no más de una hora.
La propia Bristol nos ocupó el primer día íntegro. Se trata de una ciudad de cerca de medio millón de habitantes, pero por la que te puedes mover andando con bastante facilidad.

Imaqgen de uno de los rincones de Bristol. Fotografía: María José Martín
Bristol es una de las cunas del arte callejero, principalmente grafitis, y mundialmente reconocida por el enigmático Banksy, ya que nació aquí y hay varias obras de él repartidas por edificios y calles. Hay posibilidad de contratar incluso un tour que te enseña las principales obras y te explica toda su historia, pero en nuestro caso preferimos ir descubriendo esas obras poco a poco en nuestros paseos por la ciudad.
No faltaron tampoco las visitas más estándar, como la Catedral de Bristol, el Saint Nicholas Market, Castle Park o las plazas Queen Square y Millenium Square. Desde esta última cruzamos el río hacia los museos M Shed y SS Great Britain, así como a Whapping Wharf, zona portuaria en la que han reciclado los contenedores como establecimientos comerciales y está repleta de opciones para comer y probar las numerosas cervezas autóctonas.

Catedral de Bristol. Fotografía: María José Martín.

Graffitis por las calles de Bristol. Fotografía: María José Martín.
Tras reponer fuerzas, dedicamos la tarde a Clifton Village, un barrio con encanto, tiendas alternativas y arquitectura georgiana. Además, se puede observar el Puente Colgante de Clifton, una de las estampas más reconocidas de Bristol. Tiene zonas para andar, se puede pasear por el Clifton Arcade y sus originales tiendas, o ir a tomar algo al White Lion, bonito pub con una estupenda terraza con vistas al Puente Colgante.
Para acabar el día, optamos por probar los fish and chips con unas pintas de cerveza por los pubs de King Street y, como no, escuchar algo de música en vivo en los numerosos clubs de la zona.

Puente Colgante, Bristol. Fotografía: María José Martín.
Contacto con la naturaleza
Al día siguiente una de las joyas del viaje: Stonehenge. A poco más de una hora de Bristol, retrocedemos en el tiempo más de 5.000 años para encontrarnos con el imponente círculo de piedras. Es difícil describir lo que allí se siente. Más allá de estar ante una imagen archiconocida, desde nuestros libros de historia a las películas o documentales allí rodados, el lugar desprende una brisa mágica que te envuelve durante toda la visita.

Círculo de piedra, Stonehenge. Fotografía: María José Martín.
Todavía embriagados por el aura de Stonehenge, nos desplazamos hasta Bath, encantadora ciudad Patrimonio de la Humanidad. Arquitectura georgiana, ruinas romanas, parques espectaculares, museos, la preciosa abadía y el puente Pulteney sobre el río Avon, considerado uno de los más bonitos del mundo. Disfrutamos especialmente de las Termas Romanas, todo un recorrido de baños, manantiales, mosaicos y piscinas. Muy recomendable también The Royal Crescent, complejo arquitectónico semicircular obra de John Wood.

Puente Pulteney, Bath. Fotografía: María José Martín.

The Royal Crescent, Bath. Fotografía: María José Martín.

Termas Romanas, Bath. Fotografía: María José Martín.
El día siguiente nos deparó una de las agradables sorpresas del viaje. Tras un delicioso viaje de apenas media hora por carreteras rurales atravesando la campiña inglesa, llegamos a los Costwolds, pintoresca región que nos muestra la Inglaterra rural más auténtica. Debido a lo limitado de nuestro tiempo, tuvimos que optar por visitar tan solo uno de los numerosos maravillosos pequeños pueblos que jalonan esta comarca. De esta forma, nos plantamos en Castle Combe, población de unos 300 habitantes, que pasa por ser uno de los pueblos más bonitos del Reino Unido. Salvo por algún que otro coche aparcado de los vecinos, el aspecto de esta pequeña villa no ha debido variar mucho del que presentaba hace 100 años. Esto convierte a Castle Combe en un plató de cine donde se han rodado innumerables series y películas. Absolutamente encantador.

Calles de Castle Combe. Fotografía: María José Martín.

Calles de Castle Combe. Fotografía: María José Martín.
Pasar cuatro días en el Reino Unido y que no llueva en algún momento es realmente extraño. Aunque sea en agosto. A nosotros nos sorprendió la lluvia en nuestra incursión en Gales y, más concretamente en su capital Cardiff. Si bien las condiciones climatológicas nos impidieron un mayor disfrute de la ciudad, si pudimos comprobar que se trata de una moderna ciudad en la que conviven actuaciones urbanísticas de vanguardia como el vanguardista Millenium Centre de Gales o The Senedd en la zona de la bahía, con partes más monumentales y tradicionales como el exuberante Bute Park o el extraordinario Castillo que desgraciadamente no pudimos visitar por dentro por mor de la puntualidad británica (en este caso galesa). Aún estaban sonando las campanadas de las cinco de la tarde, pero la joven encargada del acceso al castillo no nos permitió el paso. Eso sí, de una forma muy amable y educada.

Imagén de Cardif. Fotografía: María José Martín.
Probablemente Cardiff merezca una nueva visita, en la que podamos disfrutar de lo que la lluvia nos privó, y hacer alguna pequeña incursión en la vida nocturna, cultural y musical de la ciudad, que al parecer es muy atractiva. El vanguardista barrio de Pontcanna y la zona alternativa de Womanby Street quedan apuntados para esa segunda incursión en la capital de Gales.
Bueno, este es el pequeño resumen de los cuatro días pasado en esa zona, que no pasa por ser de las más conocidas o visitadas del Reino Unido, pero que en mi opinión es más que recomendable.

María José Martín frente al círculo de piedra situado en Stonehenge. @marikimartin
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