Un día en un establecimiento me llamaron la atención unos pai pais de paja dorados, e instintivamente los compré. Tenía la impresión de que les sacaría partido de alguna forma, y así ha sido. Considero que son los protagonistas de esta mesa que hace un guiño al continente asiático.
Soy muy dada a combinar elementos, telas, colores, y estilos que en un principio darían la impresión de no llevarse muy bien, pero que la mayoría de las veces el conjunto final guarda una armonía. En este caso utilicé un mantel rosa con dibujos de hojas de palmera en blanco, combinado con servilletas en hueso y fresa de Toile de Juy, tejido al que soy adicta. El plato base es de Limoges blanco con filo dorado. Arriba porcelana japonesa con dibujo de geishas, y entre los dos intercalado, otro con borde azul cobalto y filo dorado, para hacer resaltar más el bonito colorido del plato superior.
La cubertería tailandesa vintage en bronce también aporta su granito de arena. Pero el protagonista indiscutible de esta mesa creo que es el centro. Está realizado con un jarrón japonés también en azul cobalto, buganvillas y bignonias rosa de mi propio jardín, y algo tan sencillo como los pai pais del flechazo. Para rematar coloqué dos chinitas que me tienen enamorada. También fueron amor a primera vista, pero eso es ya otra historia.





