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Flores, un mundo de constante cambio donde la monotonía no tiene espacio, solo la creatividad y capacidad de transmitir emociones. Eso es lo que el florista del momento, Carlos de Troya, consigue con sus carismáticos ramos, que no buscan impresionar. “El objetivo es poner en flores lo que las personas no saben poner en palabras”.

 

Flores que embellecen momentos y lugares a los que Carlos acude sin descanso a un ritmo frenético que no le agota porque siempre hay momento para la evasión, eso sí, mental. “Lo bueno del trabajo manual es cuando aceptas que no te van a salir todos iguales y ni lo intentas, es como muy creativo, te deja olvidarte de lo que estás haciendo, igual hago 20 centros de mesas y empiezo pensando en esto y de repente me guio por como ha venido la tanda de flores. Es muy fácil abstraerse, ensimismarse viendo la repetición. Hay cosas que de repente en otro trabajo no puedes tomarte un tiempo y parar mentalmente, luego físicamente no paras”.

 

Así funciona Carlos, sin parón ni descanso desde que hace cinco años decidiera montar su floristería en Madrid tras un bagaje variopinto y enriquecedor en el que el arte de las flores siempre estaba muy presente, pasando del deseo bucólico a la necesidad. “Desde niño me gustaron las flores, mi padre, que me conocía bien, me decía que me aburriría desde el día uno y me paseaba por las floristerías para que viera que siempre era lo mismo. Pensé, igual tiene razón, y me olvidé sin perder esa cosa bucólica de querer hacerlo. Lo que veía que se hacía aquí no me divertía, en España no hay mucha cultura floral«.

La gente no consume hedonismo, lo consume a través de experiencias que le dan otros placeres.

 

Su destino eran las flores pero dio un rodeo hasta llegar pasando por facultades como la de Periodismo, Políticas, actuaciones junto a una amiga de video arte, performance… “Hice Arquitectura y Bellas artes por pensar en grande, pero al cuarto año ya no podía más, estudiar, trabajar,… lo paré y al final lo dejé y cambié de país. Me fui a Amberes donde empecé como camarero buscando un super sueldo pero no quería ser camarero otra vez y fui a una floristería”. 

 

Y sorpresa, la floristería donde le dijeron que sí, resultó ser de primera liga con el florista Mark Colle. Junto a él tuvo la oportunidad de crear montajes para firmas como Christian Dior, la revista ID, o Dazed and Confused entre otros.Estuve 3 años trabajando 16-17 horas seguidas, una locura que me encantó, vine feliz a España con la idea de montar lo que fue mi primer negocio en San Merejildo, la calle menos transitada de Madrid, pero lo podía pagar aunque no saliese, había ahorrado mucho en Amberes”.

 

Salió, y muy bien, tanto que su ubicación ha cambiado al  comercial barrio de Salamanca. La calle Diego de León de Madrid acoge el nuevo espacio de Carlos, un espacio acogedor decorado por el interiorista Erico Navazo que ha sabido captar a la perfección el espíritu rebelde y creativo de Carlos.  

¿Por qué compramos flores?

 Normalmente se compran ramos por el show off, por relacionarse. No compran ramos para ellas, pero sí cuando los regalan, quieren ser las mejores, ves que ese dinero en casa no se lo va a gastar a no ser que vaya alguien a cenar, solo por aparentar. Al final poca gente disfruta del arte y los que los disfrutan son los que lo consumen, y la mayoría de esos que lo consumen es como un bien en activo, no como algo que quieren tener como placer. 

 

¿Cuál es la tendencia?

Cada temporada metemos una tendencia para no aburrirnos. Se transmite lo que el cliente quiere transmitir, el fin no es impresionar con la tendencia del momento. 

 

¿Cuál es tu estilo?

No me distingo por ningún estilo en especial, me inspiro en la moda de la noche, las discotecas, los jóvenes con su aire fresco de gente creativa que se interesa por la música, arquitectura, viajar…Mi generación con 40 están más establecidos y encontrarte en medio de conversaciones en las que solo piensan en el presente, realizar su sueño.. es super inspirador.

¿Tu ramo ideal para el gran día?

Una novia con fotos de Pinterest no me vale nada, me vale una novia que tiene una historia detrás. Recuerdo uno con hojas de esparraguera al que metimos un trébol de 4 hojas metálicas que le regaló el novio y que el padre coleccionaba. Un ramo mágico con toda una historia detrás y conseguir que los clientes sean partícipes de algo bonito.

 

¿Proyectos?

Estamos pensando en lanzar una aplicación para septiembre, se trata de un juego para hacerte ramos de flores en casa, cada flor va con un nombre, una explicación. 

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