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Uno de los grandes placeres de la vida es tomarse la misma con calma, y disfrutando de cada momento. Dentro de esta premisa está comenzar la jornada con un buen desayuno, que nos proporcionara energía y alimento para el cuerpo. Si además lo tomas rodeándote de cosas bonitas, también alimentarás el espíritu .

Y dicho esto, claramente el plato fuerte de este desayuno espiritual, es el precioso juego de té de Sarreguemines. Lo acompañé con una vajilla antigua en tonos lavanda de la Fábrica de Porcelana de Gijón. Cubiertos de Christofle y EPNS, copas de Bohemia. Todo esto encima de un mantel blanco de organza, que a mi me encanta.

Como decía un slogan de una conocida marca de cereales ¨Empieza el día con energía¨, pero que sea en los dos sentidos.

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